domingo, 20 de enero de 2008

A vueltas con el informe Pisa (I)

A finales de 2006 han sido publicados los resultados del informe Pisa con datos referentes a la educación en los distintos países europeos. Y como era de esperar España está en posiciones de descenso, muy lejos del líder en este aspecto, Finlandia. Esto ha generado muchos debates en algunos medios de comunicación, especialmente en la prensa escrita, aunque en mi opinión muchos menos de los que debería generar. Los debates, como nos podemos imaginar, giran en torno a la búsqueda de culpables, de los orígenes del fracaso y a las posibles consecuencias que esto pueda tener.
Todavía no tengo muchos años de experiencia, pero a poco que te fijes ves ciertas cosas. Ves colegios con ideas modernas y otros que parecen de capítulo de Cuéntame; maestros con vocación, ávidos de enseñar, derrochando imaginación y energías para llegar hasta el último de los chavales que tiene en su aula y mercenarios de la tiza que van cada día al colegio como si fueran a poner en marcha una máquina o a dar de comer a las palomas al parque; niños a los que les brillan los ojos mientras les desvelas algo que para ellos les era desconocido hasta entonces y otros que se pintan las uñas con corrector o escriben su nombre en la mesa con rotulador permanente. Ves de todo, bueno y malo. Estas cosas, sin embargo, no son las determinantes. La mayoría de los colegios son “normales”, a los maestros les gusta enseñar y los niños son curiosos y les gusta aprender cosas.
Entonces, ¿dónde está el problema? Pues en mi opinión está en los que tienen que velar porque la educación pueda llevarse a cabo en su dirección correcta. En los que tienen que dar un modelo en los que los niños se puedan mirar y a los que poder imitar. Y en aquellos que deben de dotar a los encargados de educar (padres y maestros principalmente) de todos los recursos que necesiten para llevar a cabo su tarea. El problema radica pues en la sociedad y en los políticos.[…]

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