sábado, 9 de agosto de 2014

De virus y de religiosos

Los escuché a principio de semana en la radio y hoy los he leído en el periódico. Mensajes en twitter o vía e-mail a un programa radiofónico y mensaje telefónico transcrito en "El Cabinista" (¡si, aún existe!) El tema, la repatriación del religioso español infectado por el virus ébola. ¿En qué sentido iban los mensajes? Si os recuerdo que estamos en España, ya sabéis por dónde van los tiros. Los dos argumentos principales son, para resumir, que como se les ocurre traer un enfermo de ébola al país, poniéndonos en riesgo de muerte a todos, y el segundo, que menudo dineral se han gastado, que lo hubieran curado allí.
De verdad que uno intenta autoconvencerse de que no, que los que piensan así, son los menos, pero al final vas viendo que no. De los seis mensajes que leyó la periodista, cuatro iban en esa línea y en el periódico la única opinión al respecto era en ese sentido. Enseguida me ha venido a la memoria un pasaje del "Capitán Alatriste" de Arturo Pérez-Reverte en el que el escritor describe amargamente a través de la mirada de su protagonista, cómo la España de Felipe IV abandonaba a los soldados de sus tercios cuándo estos eran heridos y ya no les servían  para sus propósitos. Y cómo estos a su regreso, envejecidos, inválidos o tullidos, se arrastraban por las puertas de las catedrales, los mesones de mala muerte y las plazas públicas pidiendo limosna a la España por la que habían entregado su juventud.
Es verdad que en algo hemos avanzado y ahora la democracia, los tratados internacionales y las Constituciones de los paises nos ofrecen derechos como éste, de que el gobierno de nuestra nación se haga cargo de personas que se encuentran desprotegidas fuera de nuestras fronteras. Sin embargo, desalienta que la vileza continue ahí, buscando un lugar por dónde asomar y crezca como un virus cuando la bolsa aprieta o nos entra miedo.
Volviendo a lo que nos ocupa, me gustaría contestar a estos "escritores anónimos" aunque sé que no me van a oir. En este país pagamos un dineral público por políticos corruptos, aeropuertos fantasmas, equipos de fútbol deficitarios, bancos que estafan a personas trabajadoras, administraciones ineficaces, jubilados que no están jubilados, empresarios sinvergüenzas y un largo etcétera. Y ya les digo que prefiero pagar mil veces mil, por personas como este religioso, o como los médicos que pasan sus vacaciones de voluntarios operando en lugares dónde la pobreza no es un estado, sino un modo de vida, que por todas las cosas que he enumerado antes. Se juegan su vida, entregan su tiempo por los demás. Eso sí que es marca España.
Y ya poniéndome un poco borde quiero recordar a estos "mensajeros" que entre todos los españoles también hemos pagado su sanidad y su educación. Total, para que después nos hayan salido gilipollas.

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