El terrible enemigo se levanta temprano, como cada mañana. Realiza todos sus movimientos con una increible precisión. Se nota que es rofesional y que practica cada día. Prepara todo su arsenal con el que va a luchar otra jornada más para defender lo que es suyo. En su mochila guarda unos cuantos libros, el estuche, un bocadillo que se ha preparado mientras la leche se calentaba en el microondas y un cartel de tela enrollado con la leyenda "Represión policial" en letras grandes de color negro. Armas de destrucción masiva.
Antes de salir de casa se mira en el espejo del recibidor. Primero se retoca el pelo -nunca se sabe, igual está Sonia- y después mira a los ojos de su imagen en el espejo. Observa unos ojos atentos y decididos, aunque otros -los que tienen armas de verdad- ven en ellos la mirada fría de un francotirador serbio. Pero en algo si que están en lo cierto los que se enfrentan a tan temible guerrero. Éste posee un arma imposible de anular, algo de lo que nunca podrán desposeerle por mucho que le amedranten y le golpeen. Este estudiante tiene RAZÓN...