jueves, 4 de septiembre de 2008

Lunes 4 de agosto.


Me levanto con la misma sensación en el estómago. Anoche, después de acostarme en el camarote, tuve que volver a subir a cubierta a que me diese el aire porque allí me encontraba mejor. Me acosté en el sofá e intenté relajarme. La verdad, toda la gente en el barco es muy amable tanto el resto de compañeros de viaje, como la tripulación y los guías. Los que estaban despiertos se interesaron por mí y me daban algunas soluciones. Por eso, esta mañana he tomado precauciones y me he tomado una biodramina. También me han dicho que tome mucha agua y que no coma demasiado.
Hemos empezado a hacer las inmersiones, aunque sin muchas ganas al principio, porque he dormido muy poco y por la desagradable sensación del estómago. Sin embargo, me doy cuenta de que donde mejor estoy es dentro del agua porque allí desaparece el cansancio y las malas sensaciones.
Por la noche empiezan a haber reuniones en el barco para charlar. Hay buen rollo. Nicola se ha destapado como un friki de los tiburones y Bea de las tortugas tras sus actuaciones en la nocturna. Se comentan las inmersiones, nos conocemos un poco y aprendemos un montón de cosas, sobre todo relacionadas con el mar, los viajes y la fotografía. Abundan las historias sobre otros cruceros, lejanas islas, anécdotas, peces que nos gustaría ver, inmersiones, accidentes, locuras bajo el agua… Yo, un novato en todo esto, sólo puedo escuchar, aprender, intentar recordar y soñar, al menos de momento, con visitar, ver y sentir estos lugares maravillosos.

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