martes, 16 de septiembre de 2008

Un día de cólera


de Arturo Pérez-Reverte.

El ejército francés ha ocupado Madrid sin tener que luchar, argumentando que quieren pasar a Portugal para luchar contra los aliados de Inglaterra. Sin embargo, la arrogancia y el desprecio con el que tratan a la gente de la ciudad, hace que el pueblo esté cada vez más indignado. El intento, por parte francesa, de llevar a Bayona al resto de la familia real que todavía se encuentra en Madrid, sirve de pretexto (o quizá es la gota que colma el vaso) para que la ciudad se levante contra el mayor ejército del mundo. Comienza entonces la revuelta del 2 de mayo de 1808 en Madrid.

Me gusta: el libro detalla los acontecimientos ocurridos durante todo el día, de forma cronológica y en todos los escenarios en los que ocurrieron los hechos. La gente que le gusta la historia o tenga curiosidad por saber lo que ocurrió aquel histórico día disfrutará con él. Además se transcriben cartas, órdenes y frases recogidas más tarde y que sitúan al lector en el lugar de los hechos.

No me gusta: en su afán de ser preciso y debido a una buena documentación, el autor nombra a muchísimos de los participantes en la rebelión. Este hecho hace que la lectura se espese mucho y, sobre todo al principio, que aburra un poco.

Una escena: “Tras mirar con cautela a uno y otro lado de la calle, la muchacha se recoge un poco la falda con una mano y camina apresurada y temerosa. Desde el portal, García Vélez la ve alejarse. En ese momento, hacia los Consejos, oye cascos de caballos; se vuelve y ve a cinco coraceros franceses que trotan calle arriba. Al descubrir a la chica, espolean sus monturas y cruzan frente al portal, gritando de júbilo. Viéndolos pasar, el zapatero blasfema para sus adentros. La pobrecita no tiene ninguna posibilidad de escapar. «Y aquí se acaba tu suerte, compañero.» Es lo que se dice a sí mismo, resuelto a encarar lo inevitable. Después, con el chasquido de siete muescas cachicuernas, Pablo García Vélez abre la navaja.”

Como dice el prólogo, este relato no es ficción ni libro de historia. En él se describe con desgarrador detalle el horror de la guerra. También se pone al descubierto el alma humana, que es capaz de lo mejor o de lo peor cuando las circunstancias la llevan al extremo. Un relato sobre cobardes y valientes, ricos y pobres, vencedores y vencidos, víctimas y verdugos, honestos y miserables.


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