domingo, 20 de septiembre de 2009

Japón: señas de identidad (I)


En una época en la que la globalización eleva las diferencias en el "primer" mundo a la mínima expresión, no hay nada como viajar para comprobar que este afán por unificar no es otra cosa que una quimera y una gran mentira. Uno podría imaginar que una gran urbe como Tokio no difiere gran cosa de otra como puede ser Nueva York, Londres, París o Madrid. Que para "encontrar" el verdadero Japón hay que buscar pequeñas poblaciones perdidas por las islas niponas. En parte, es cierto, pero la verdad es que las señas de identidad de este pequeño pero rico país están en cada unos de sus rincones. Incluso en la gran ciudad.
Desde que uno atraviesa las puertas del aeropuerto, percibe una de estas señas de identidad: el gusto por el orden y la limpieza. Las paradas de los autobuses que llevan a los hoteles turísticos están organizadas por casillas, de forma que, si tu autobús es el segundo en llegar te situarás en la casilla 2. Después pasarás a la uno y, finalmente, subirás al autobús. Tu medio de transporte llegará irremediablemente a la hora indicada. Incluso los andenes del tren están numerados y las puertas se abren exactamente delante del número correspondiente con el vagón. Me da la risa al pensar en España donde el autobús no puede parar en su "parada" porque hay un coche mal aparcado y en los andenes del tren, al vagón 1 no siempre le sigue el 2, porque está el último, ya que será desenganchado en Salamanca para los que viajan a La Coruña.
En las calles es impensable encontrar un sólo papel, botella de plástico o colilla a pesar de que no hay papeleras excepto en las estaciones y en algunos parques. De hecho, los fumadores tienen sus propios rincones en plena calle con ceniceros donde pueden depositar los restos de su tabaco. Y ya he hablado aquí de la decoración y orden que rigen los escaparates de comida y sobre todo de dulces y frutas.
En el hotel, si has contratado una excursión, el día anterior llega un fax explicándote a que hora pasarán a recogerte, en que hotel se iniciará el viaje y adjuntarán un mapa del hotel, guiándote al punto de encuentro. Además, siempre hay alguien dispuesto a echarte una mano en caso de que no sepas muy bien donde debes acudir. Todo ello adobado con una amable sonrisa.
Esta forma de ser puede ser alienante para quien vive allí, no me cabe duda, pero para el viajante es maravillosa ya que tienes la tranquilad total de que tu tren saldrá a su hora, de te encuentras en la parte correcta del hotel, y cuando llegas al lugar todo está limpio y preparado para que disfrutes al máximo de él. Y si quieres llevarte algún recuerdo, te lo empaquetarán de forma que te dé lástima después abrirlo. Tan bonito te lo dejan.

1 comentario:

Pauet dijo...

jjejje... de vegades tot recorda a una cosa... mira sinò: diumenge 20 de setembre, mire el santoral i diu: Sant Andreu Kim i sant Pau Xong i els companys màrtirs de Korea... pose la tele una estoneta i diu: dimarts a les 22'00 a la 1 de TVE, "españoles en el mundo" aquesta setmana "Seoul" jejejje... els astres s'han alineat "a la Koreana"... Salut i aigua clara, superamic...