El arte es, sin duda, una de las más importantes señas de identidad de cualquier país y, por lo tanto, también lo es de Japón.
En la arquitectura, encontramos su peculiaridad en los templos construidos principalmente de madera y con predominio del color rojo. Los sintoistas están precedidos por toris, puertas construidas con dos enormes troncos de cedro como listones y un travesaño, no así los budistas que tienen puertas más complicadas. También son peculiares los tejados japoneses con vertientes combadas y decoraciones fabricadas en metal. En los tejados de los castillos o palacios, estas decoraciones nos muestran si fueron construidos por el emperador o por los jefes de la guerra. Otro aspecto peculiar de la arquitectura la encontramos en el hecho de que los castillos no están fuertemente fortificados con murallas y almenas como los occidentales, sino que simplemente se encuentran rodeados por fosos y en altura, para vigilar la llegada del enemigo. Se asemejan así a palacios.
En escultura destacan las imágenes de buda sentado sobre una flor de loto. Pude ver una de las más importantes en Nara. También destacan estatuas de piedra de dragones, leones y guerreros de madera cuya simbología es la de ser guardianes de los templos y palacios. Esta escultura de la piedra tiene mucha importancia también en los jardines y la observamos, sobre todo, en la realización de lámparas con las que se iluminan estos jardines y parques.
En cuanto a la pintura, en algunas casas medievales y de geishas que visitamos pudimos ver reproducciones de las pinturas clásicas japonesas. En ellas destacan los paisajes, la mayoría montañosos y escenas cinegéticas (de bailarinas, ceremonia del té, etc. )
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